Esta entrada está escrita desde la línea X19A del National Synchrotron Light Source, en el Brookhaven National Lab.
¿Que qué narices pinto aquí? Pues esto de la investigación tiene estas cosas: los experimentos que tenemos que llevar a cabo a veces requieren de instalaciones colosales que sólo se pueden construir cuando varias fuentes de financiación se unen, con una fuerte aportación del (de los) gobierno(s) de turno. Es lo que en Estados Unidos dio lugar a los llamados National Laboratories (Labs pa los amigos). Son una serie de instalaciones de acceso restringido en las que se ofrecen grandes infraestructuras que no tienen cabida en una universidad o en un centro de investigación. Las más llamativas suelen ser los aceleradores de partículas o los reactores nucleares de baja potencia (o sea, que nadie se me asuste, que no hablamos ni siquiera de centrales nucleares).
En Europa también existen instalaciones similares, escenificadas en sitios como Grenoble, con el ESRF (acelerador) o el ILL (reactor) a la cabeza, o cerca de Oxford, pero quizás haya menos densidad que en el país de las barras y estrellas. Con un poco de suerte, en pocos años habrá una mini-instalación así en la Universidad Autónoma de Barcelona, puesto que pronto se empezará a construir allí un sincrotrón.
En mi caso particular, precisamente me encuentro en un sincrotrón, que no es más que un anillo de diámetro del orden del quilómetro en que se aceleran partículas y se produce la consiguiente radiación: rayos X, como los que se usan en el mundo clínico, pero de más energía; y energía UltraVioleta, como la que irradia el Sol. Evidentemente, nada de lo que se produce aquí es para tomárselo a broma y es por ello que todos los que usamos estas instalaciones pasamos la consiguiente formación específica para ello. Eso sí, que nadie se monte pelis, que aquí no hacemos nada excesivamente raro. Simplemente, hacemos experimentos con la misma base que los que hacemos en el laboratorio cada día, pero usando fuentes de más energía, lo cual lleva a datos de mejor calidad que permiten obtener información a niveles mucho más detallados.
Como podéis imaginar, no se tiene la oportunidad de acceder a una instalación así cada día, por lo que hay que aprovechar el tiempo a tope. Y eso implica que me va a tocar pasar unas cuantas horas delante del ordenador y de la estación de medida. En fin, que poco voy a dormir esta noche... ¡pero así es la vida del investigador!
¿Que qué narices pinto aquí? Pues esto de la investigación tiene estas cosas: los experimentos que tenemos que llevar a cabo a veces requieren de instalaciones colosales que sólo se pueden construir cuando varias fuentes de financiación se unen, con una fuerte aportación del (de los) gobierno(s) de turno. Es lo que en Estados Unidos dio lugar a los llamados National Laboratories (Labs pa los amigos). Son una serie de instalaciones de acceso restringido en las que se ofrecen grandes infraestructuras que no tienen cabida en una universidad o en un centro de investigación. Las más llamativas suelen ser los aceleradores de partículas o los reactores nucleares de baja potencia (o sea, que nadie se me asuste, que no hablamos ni siquiera de centrales nucleares).
En Europa también existen instalaciones similares, escenificadas en sitios como Grenoble, con el ESRF (acelerador) o el ILL (reactor) a la cabeza, o cerca de Oxford, pero quizás haya menos densidad que en el país de las barras y estrellas. Con un poco de suerte, en pocos años habrá una mini-instalación así en la Universidad Autónoma de Barcelona, puesto que pronto se empezará a construir allí un sincrotrón.
En mi caso particular, precisamente me encuentro en un sincrotrón, que no es más que un anillo de diámetro del orden del quilómetro en que se aceleran partículas y se produce la consiguiente radiación: rayos X, como los que se usan en el mundo clínico, pero de más energía; y energía UltraVioleta, como la que irradia el Sol. Evidentemente, nada de lo que se produce aquí es para tomárselo a broma y es por ello que todos los que usamos estas instalaciones pasamos la consiguiente formación específica para ello. Eso sí, que nadie se monte pelis, que aquí no hacemos nada excesivamente raro. Simplemente, hacemos experimentos con la misma base que los que hacemos en el laboratorio cada día, pero usando fuentes de más energía, lo cual lleva a datos de mejor calidad que permiten obtener información a niveles mucho más detallados.
Como podéis imaginar, no se tiene la oportunidad de acceder a una instalación así cada día, por lo que hay que aprovechar el tiempo a tope. Y eso implica que me va a tocar pasar unas cuantas horas delante del ordenador y de la estación de medida. En fin, que poco voy a dormir esta noche... ¡pero así es la vida del investigador!
1 aportaciones:
wenassss.....pos nada espero que no se haya hecho mu dura la noche en el Sincrotrón..De todas formas tienes que ser impresionante ver lo que debe haber montado ahí dentro, no?.
Por cierto mu chula la foto, que ya se hacía esperar :p..Y aparte de ver tu cara era pa que des envidia con lo que hay allí y así más gente se anime a verte..que ya sabemos que al final...enga buen finde wapo!!besotes..talueg:P
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