¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No! ¡Es un camión!

Puede parecer un pelín exagerado, pero más de una vez me he encontrado flipando en colores en alguna de las carreteras de aquí (la mítica Long Island Expressway, también conocida como "el aparcamiento más grande del mundo" por los atascos que se lían cada día; la Northern State Parkway; Nicolls Road...) cuando, alguna de las cada vez más raras veces que conduzco respetando el límite de velocidad establecido, me adelanta un camión a toda pastilla. ¡Y no me ha pasado sólo una vez!

Hay dos factores a tener en cuenta:

1) El límite de velocidad en el estado de Nueva York en carreteras principales es bastante bajo, ya que es sólo de 55 millas por hora (unos 90 km/h), menos en las Interestatales rurales (de las cuales por aquí no hay por la proximidad de NYC), en las que es la friolera de... ¡65 millas por hora (poco más de 100 km/h)! Aunque lo normal aquí es que la gente se lo pase un poco por ahí, al mejor estilo español, y conduzca más a 60-70 que a 55. ¡Uuuuhhh! Qué malos... ¡A 100-110 km/h y ya quebrantando la ley!

2) El límite de velocidad para un camión en el estado de Nueva York es el MISMO que para un coche. Esto no pasa en todos los estados (¡viva el federalismo! Digo yo, ¿EE.UU. no se rompe?), como podéis ver en este mapa. Claro que, si lo pensáis, de hecho, el límite para estos vehículos es parecido al de España. El que canta es el de coches.

Si a esto le sumáis que los conductores de camiones son tan humanos como los de los coches y también son "flexibles" con el límite, el resultado es que los camiones van casi tan rápido como los coches porque los coches no van suficientemente rápido para que un camión note la diferencia de peso. Y si resulta que tú tienes un día relajado, y el transportista de turno va con prisa, pues resulta que te encuentras más de una vez adelantado por un camión. ¡Qué vergüenza! ¿Ahora entendéis porque no puedo cumplir a rajatabla? Adonde fueres, haz lo que vieres.


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