¿Qué hacer cuando el precio medio de la gasolina supera los 3.50 dólares el galón (=3.78 litros) y sigue subiendo (a día de hoy, ya pasa de los 3.60 dólares)? Pues nada, muy fácil:
Abril de caídas en Estados Unidos: Se desplomaron las ventas de SUVs (=monovolúmenes)
¿Sólo eso? Pues no, resulta que además de la bajada en la venta de monovolúmenes y camionetas, hay una tendencia al alza de las ventas de coches compactos y subcompactos, con modelos como el Honda Fit o el Toyota Yaris encabezando incrementos espectaculares de entre el 50 y el 77 por ciento respecto al año pasado. Sí, sí, es lo que estáis pensando: los estadounidenses han descubierto algo que los europeos hace años que venimos haciendo, que es mirar el consumo a la hora de decidirse por un auto u otro. Cierto. En muchas cosas, este país es, para mi gusto, el más adelantado del mundo, pero en esto los del otro lado del charco les podemos dar alguna que otra lección. Y eso que el precio medio por litro de gasolina es de 95 céntimos de dólar o, teniendo en cuenta el cambio de dólar a euro, de 62 céntimos de euro. Vamos, lo mismito que en España.
Ahora, como siempre hay que ir un paso más allá cuando te encuentras el camino que han recorrido otros, los estadounidenses han optado por innovar con otra solución disponible en el mercado: irse de cabeza a por los híbridos. Con el Toyota Prius consumiendo, según especificaciones de fábrica, 4.3 l a los 100 km, casi es fácil tirarse de cabeza a generar aumentos del 38% en las ventas de esta clase de automóviles (que aún sólo constituyen el 2% de la cuota de mercado). Sí, otra vez acertáis (si es que sois de un listo del copón): Toyota se está haciendo de oro.
En lo que de verdad hay razón para quejarse amargamente en este país es en el tema del diésel. No es sólo que está medio dólar más caro que la gasolina, es que los transportistas y agricultores no tienen, como pasa en España, gasóleo profesional del que tirar para reducir costes y lo pagan como el resto de los mortales. Lo sorprendente es que no se líen tractoradas, aunque ya hay conatos de paros que podrían llegar a ser muy serios.
¿Crisis de modelo? ¿El problema de depender de un recurso limitado y no renovable? Pues algo de eso hay, claro, pero algo de dinámicas de mercado no demasiado beneficiosas, también. Y es que cuando los precios de algo suben de forma tan drástica, los posibles beneficios se vuelven muy atractivos.
[La foto que acompaña sale de aquí. Es una parodia del precio de cada uno de los tres tipos de gasolina disponibles en este país, con una estación de servicio imaginaria pidiendo un brazo, una pierna o hasta tu primer hijo por un galón. Cachondos estos amerikanskis...]
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