Dos verdades servidas crudas sobre la televisión

[Aviso: el lenguaje usado es algo soez.]

Una:

Hoy, quizás un 98% de los productos de las televisiones [...] consisten en meter a veinte retrasados mentales en una casa a desarrollar las más variopintas habilidades (habilidades para las que, en la mayoría de los casos, no tienen ningún talento, y por eso no han podido dedicarse a ello)[...] el punto que quiero destacar es este: esos programas no cuestan un duro. A cuatro imbéciles que no tienen donde caerse muertos no es necesario pagarles para que salgan por televisión; de hecho, como son imbéciles, pagarían por salir. [...]

Cuando haya acabado el concurso, se les lleva a hablar de penes y vaginas en los programas de las tardes, y van cobrando su dinero, pero siguen costando mucho menos que un Julio Iglesias o que cualquier otro profesional. Julio Iglesias también puede gustarte o no [...], pero es un «profesional», una persona que tiene una profesión, que la desarrolla con calidad y que por eso cobra su dinero. Los otros no son profesionales, ni siquiera del insulto, aunque vivan de ello. [...]

[...] Antes, los programas del corazón se dedicaban a hablar de príncipes, actores y cantantes. Hoy, de una cualquiera de un extrarradio que ha dejado a algún idiota penetrar en su templo sagrado, y va a explicar los detalles. Muchas veces, ni siquiera el eterno requisito televisivo del atractivo físico es necesario, siempre que hayas intercambiado algún fluido con alguien que a su vez lo haya hecho con otra persona que en su momento salió por la tele con alguna peregrina excusa.


Y dos:

En breve, un millón y medio de parados más se quedarán sin subsidio, sin cobertura y creerán que alguien les ha robado algo. No pensarán que son parte del problema, que votan, que gastan, que son un puro rebaño. Mientras tanto los informativos seguirán llenando minutos con la búsqueda del cadáver de una niña retransmitida en directo y mierdas similares para que nadie piense en lo que deberíamos estar pensando todos. Anestesia social a toneladas. Que jodido es ser ateo, los creyentes por lo menos pueden rezar.

2 aportaciones:

Luis I. Gómez dijo...

Qué buena la cita de Marc Vidal!
Saludos, Jordi!

Jordi dijo...

Que decir! Este hombre esta que se sale contra la clase politica ultimamente.

Un honor tenerte por aqui, Luis!