Con varios meses de retraso con respecto a España, estas pasadas Navidades se estrenó en EE.UU. "El Laberinto del Fauno" ("Pan's Labyrinth" en inglés). Y no sólo en esta película vamos con retraso aquí, ya que otras que pintan bien, como "Hijos de los Hombres" ("Children of Men") o "El Perfume: Historia de un Asesino", también salieron antes al lado derecho del Atlántico. Así que a subir la autoestima, que en eso vamos adelantados a los estadounidenses.
El domingo pasado tuve el placer de ir a verla. Y digo placer porque la coloco entre las tres mejores películas que he visto últimamente, compartiendo honor con "The Last King of Scotland" o "The Departed" ("Infiltrados"). Además, por una vez, y sin que sirva de precedente, parece que coincido con los críticos de cine.
Había visto ya "El Espinazo del Diablo", otra obra parecida del mismo director, Guillermo del Toro, y ya me pareció bastante interesante. Pero es que ésta, en mi humilde opinión, la supera. Seguramente, porque yo soy un blando cuando hay de por medio personajes mitológicos como los faunos o las hadas. Pero además, la mezcla con un escenario situado en el final de la Guerra Civil la hace aún más atractiva, por aquello de que es algo poco habitual. Eso sí, en medio de intentos de justificar a un bando o al otro en nuestro bendito país, Del Toro sólo usa el ambiente para su propósito en la historia real, como explicaba hace unos días en un encuentro digital en El Mundo. Es decir, que nada de buscarle las cosquillas a la película con sutilezas que tanto gustan a nuestros políticos.
En fin, que no sé si estáis a tiempo, pero si queréis ver cómo mezclar una historia de ¿fantasía? ¿imaginación? en una época real y cruda, igual os lleváis una buena impresión con "El Laberinto del Fauno". Y si queréis saber la diferencia entre fantasía e imaginación, vedla y luego lo comentamos. Por cierto, quedaos con el castellano que tiene Doug Jones, el actor que hace de fauno (en la foto). ¡Lo aprendió para la película! ¡Y yo, si no me lo dicen mis compañías, ni le noto el acento!
El domingo pasado tuve el placer de ir a verla. Y digo placer porque la coloco entre las tres mejores películas que he visto últimamente, compartiendo honor con "The Last King of Scotland" o "The Departed" ("Infiltrados"). Además, por una vez, y sin que sirva de precedente, parece que coincido con los críticos de cine.
Había visto ya "El Espinazo del Diablo", otra obra parecida del mismo director, Guillermo del Toro, y ya me pareció bastante interesante. Pero es que ésta, en mi humilde opinión, la supera. Seguramente, porque yo soy un blando cuando hay de por medio personajes mitológicos como los faunos o las hadas. Pero además, la mezcla con un escenario situado en el final de la Guerra Civil la hace aún más atractiva, por aquello de que es algo poco habitual. Eso sí, en medio de intentos de justificar a un bando o al otro en nuestro bendito país, Del Toro sólo usa el ambiente para su propósito en la historia real, como explicaba hace unos días en un encuentro digital en El Mundo. Es decir, que nada de buscarle las cosquillas a la película con sutilezas que tanto gustan a nuestros políticos.
En fin, que no sé si estáis a tiempo, pero si queréis ver cómo mezclar una historia de ¿fantasía? ¿imaginación? en una época real y cruda, igual os lleváis una buena impresión con "El Laberinto del Fauno". Y si queréis saber la diferencia entre fantasía e imaginación, vedla y luego lo comentamos. Por cierto, quedaos con el castellano que tiene Doug Jones, el actor que hace de fauno (en la foto). ¡Lo aprendió para la película! ¡Y yo, si no me lo dicen mis compañías, ni le noto el acento!
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