Una dosis de baloncesto universitario

Ayer tuve el placer de ver el partido de la máxima por excelencia en el baloncesto universitario de EE.UU.: Duke University contra University of North Carolina. Curiosamente, se encuadra dentro de la Rivalry Week (Semana de la Rivalidad) en la NCAA (nombre de la competición universitaria), semana en que tienen lugar todos los partidos que implican una rivalidad histórica entre universidades, como Florida con Georgia, estados vecinos, o Texas contra Texas A&M, universidades vecinas. Y es en este último grupo en el que se encuadran Duke, la gran universidad privada del estado de North Carolina, y University of North Carolina, la pública por excelencia.

Las imágenes de la televisión son espectaculares. Todo el pavellón lleno de gente con los colores de Duke (equipo local), de pie, saltando, cantando y animando.
(imagen del pavellón de Duke en día de partido, sacada de aquí)
Debe ser una gozada verlo en directo. Nada que ver con la parsimonia con la que la gente se toma los partidos de la NBA. En un partido de NCAA que se precie, da la impresión de que no se mueve nadie de la silla. Ni palomitas ni nachos ni Coca-Cola ni leches. A no parar de animar en todo el rato. Y, encima, si el partido es como el de ayer, con una gran dosis de emoción (ganó North Carolina de 6), pues aún menos.

El baloncesto que se juega en la NCAA tampoco tiene nada que ver con el NBA. Empezando por las normas (por ejemplo, no hay campo atrás). Y siguiendo por el hecho de que se juega mucho más controlado, más en equipo, y las defensas empiezan más arriba. Vamos, que es mucho menos un "Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como" (lo que tanto se critica al baloncesto NBA). Y ahora que se acerca el March Madness, que es cuando realmente empieza la competición, es cuando hay que estar atento. Yo, por lo menos, intentaré pescar algún partido de vez en cuando.

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