¿No sería estupendo generar nuestra electricidad y agua caliente en nuestro propio tejado?


Ésta es unas de las interesantísimas cosas que dice Pedro Gómez Romero en una entrevista del pasado mes de febrero que me acabo de encontrar por casualidad. ¿Y qué es lo que nos puede permitir llegar a ese punto? "La energía solar en todas sus múltiples vertientes", la cual "experimentará un empuje ya urgente". Y es que "la pregunta no es si dejaremos de quemar petróleo, sino cuándo", dado "su carácter no renovable", hecho que lleva a nuestro modelo energético basado en él a ser "un modelo abocado al cambio".

Existen actualmente dos tipos diferentes de celdas para producción de energía solar: las térmicas y las fotovoltaicas. Las primeras simplemente aprovechan los rayos solares Sol para calentar, ya sea agua para una casa o una piscina (es decir, en forma de calentador que podemos poner en el tejado de casa), o un fluido que, a su vez, produce vapor suficiente para mover una turbina y generar electricidad (en forma de central térmica solar). Las segundas se basan la generación de corriente, a través de una diferencia de potencial (=voltaje), por efecto de los fotones (=componentes de la luz) del Sol sobre un material semiconductor. Es decir, generan eletricidad directamente.

¿A qué le veis a todo esto una ventaja evidente? ¡Bingo!
No generan dióxido de carbono, por lo que se trata de una tecnología que no contribuye a aumentar más sus niveles, y, de rebote, nos evitaría tener que discutir sobre su efecto como gas invernadero en el "cambio climático".

Pero, ¿es la energía solar realmente competitiva?

"Hay muchos falsos prejuicios acerca de la solar. El más extendido, que necesitamos mejorar su eficiencia (NOTA del autor de la entrada: sólo entre un 10% y un 25% de la energía solar se aprovecha para generar electricidad). Es importante, pero no es el reto de la energía solar fotovoltaica: un motor de combustión no es mucho más eficiente. Y además, el sol es gratis. El problema es sobre todo el coste, empezando por el elevado precio de producción de silicio solar." (NOTA del autor de la entrada: la tecnología necesaria para una central termosolar también es más cara que la necesaria para una térmica tradicional basada en quemar, por ejemplo, carbón)

Sin embargo, también cabe decir que "la sustitución de nuestro obsoleto modelo energético por energías limpias será tanto más rápida cuanto mayor sea el apoyo institucional". Llegados a este punto, algun@ pensará que con la de Sol que tenemos en España, y lo que dependemos del petróleo de Oriente Medio, la energía nuclear francesa o el gas de Rusia, ya se podría invertir algo en ello y hacernos un poco más independientes. De eso también habla Pedro:

"La gran paradoja. No sólo tenemos potencial renovable, sino que somos un país netamente productor de tecnologías renovables [...] Hace unos años un reputado economista alemán impartió una conferencia sobre el tema de la energía solar [...] aunque Alemania tenga menos horas de irradiación solar al año, cuenta con más y mejor normativa. Leyes que garantizan el vertido en red de la electricidad excedente generada por los ciudadanos, leyes que incluso regulan un precio mínimo para la venta de dicha energía a la red."

Pero, claro, si nosotros no somos los primeros en invertir en investigación para desarrollar de forma eficiente esta tecnología y hacerla asequible económicamente (sí, mensaje corporativo), no esperemos que Francia, Rusia o Arabia Saudí lo hagan por nosotros. ¿Para qué comprarla si la podemos hacer nosotros y luego venderla? Además, mataríamos dos pájaros de un tiro, puesto que nos haríamos menos dependientes energéticamente y, como ya he dicho, tendríamos un ambiente menos concentrado en gases no demasiado deseables.

Y es que a todo esto, en el otro lado del mundo, parece que, definitivamente, ya empiezan también a moverse al respecto de los gases de efecto invernadero: Bush impulsa un plan post-Kioto. Algo serio debe haber. Veremos en qué queda la cosa, pero aquí ya os dejo una posible solución.


[Por cierto, sí, estoy orgullosísimo de poder decir que tuve el privilegio de trabajar con Pedro durante 5 añazos en el Institut de Ciència de Materials de Barcelona. Además de ser un pedazo de científico como la copa de un pino, es una persona de lo más agradable que me he encontrado en mi vida]

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