Hace un tiempo que descubrí, gracias a una entrada de Whitard en su blog, la existencia del libro "The Skeptical Environmentalist: Measuring the Real State of the World" (traducido en España como "El Ecologista Escéptico", a lo que yo añadiría "Midiendo el Verdadero Estado del Mundo"), de Bjorn Lomborg, y decidí ponerlo en mi lista. Pues bien, ayer terminé de leerlo y debo confesar que me ha impresionado. Se trata, básicamente, de un libro de texto (un buen tocho, vamos) en el que se analizan montañas de datos más o menos fáciles de obtener (muchos vienen de organismos oficiales como la ONU) referentes a temas frecuentemente invocados por los grupos ecologistas como Greenpeace o WWF: destrucción de los bosques, extinción masiva de animales, reducción de las reservas de agua... y el más grande de los temas ecologistas de hoy en día: el cambio climático.
Es tentador pensar que el autor es uno de más de los "vendidos a las multinacionales" y ya por ello negarle todo valor. Sin embargo, las evidencias están ahí, y la mejor forma de ver si es un charlatán más es leer su trabajo, no descalificarlo de partida. Él mismo confiesa, en su presentación, haber tenido una reacción parecida, en su momento (se describe como ecologista), al leer a escépticos criticar las revindicaciones del ecologismo. Según parece, acabó por "rendirse a la evidencia".
El libro no es ningún tratado de negación sensacionalista. Reconoce que existen problemas, pero también que, en muchos casos, éstos se sobredimensionan para darle dramatismo y captar la atención (¿de qué me sonará esto en la vida política española?). En contra de lo que algun@s puedan vender, Lomborg no niega el cambio climático o los problemas de la contaminación. Admite que existen y que son un problema, pero los valora en lo que él considera su justa medida, y, en una actitud constructiva que le honra, propone en qué se deben priorizar los recursos económicos para obtener el máximo rendimiento. Y es que según él, lo único de lo que no tenemos de sobra es dinero.
Fruto de este interés por priorizar y optimizar recursos, Lomborg impulsó el Consenso de Copenhagen, un proyecto, en sus propias palabras, "cuyo objetivo es priorizar la agenda de los líderes del mundo". Es decir, qué problemas son más urgentes y cómo podemos hacer que nuestros recursos económicos arreglen los máximos posibles. Su última reunión en 2004 dio lugar a una lista de problemas a resolver y un orden de prioridad. En ella, "gana" la lucha contra el SIDA y los que salen peor parados son los relacionados con el cambio climático porque, según Lomborg, "cuestan más que el bien que son capaces de generar". Especialmente crítico se muestra con el Protocolo de Kyoto, del cual afirma que "costaría US$152 millones al año por el resto del siglo, pero sólo lograría posponer el calentamiento global por seis años en el 2100".
Después de leer el libro, me quedan cantidad de fragmentos que me gustaría compartir, puesto que son muy interesantes. Así que, en la medida de lo que me permita mi tiempo libre (más escaso aún que los recursos económicos mundiales), intentaré soltar de vez en cuando alguna pincelada y contrastarla con opiniones de gente con otro punto de vista. Y es que, aunque reconozco un gran valor al trabajo, no estoy convencido de que todo sea exactamente como él propugna. Claro que, si os atrevéis, no hay nada mejor como leer directamente de la fuente y ser un@ mism@ el que contraste las opiniones...
Es tentador pensar que el autor es uno de más de los "vendidos a las multinacionales" y ya por ello negarle todo valor. Sin embargo, las evidencias están ahí, y la mejor forma de ver si es un charlatán más es leer su trabajo, no descalificarlo de partida. Él mismo confiesa, en su presentación, haber tenido una reacción parecida, en su momento (se describe como ecologista), al leer a escépticos criticar las revindicaciones del ecologismo. Según parece, acabó por "rendirse a la evidencia".
El libro no es ningún tratado de negación sensacionalista. Reconoce que existen problemas, pero también que, en muchos casos, éstos se sobredimensionan para darle dramatismo y captar la atención (¿de qué me sonará esto en la vida política española?). En contra de lo que algun@s puedan vender, Lomborg no niega el cambio climático o los problemas de la contaminación. Admite que existen y que son un problema, pero los valora en lo que él considera su justa medida, y, en una actitud constructiva que le honra, propone en qué se deben priorizar los recursos económicos para obtener el máximo rendimiento. Y es que según él, lo único de lo que no tenemos de sobra es dinero.
Fruto de este interés por priorizar y optimizar recursos, Lomborg impulsó el Consenso de Copenhagen, un proyecto, en sus propias palabras, "cuyo objetivo es priorizar la agenda de los líderes del mundo". Es decir, qué problemas son más urgentes y cómo podemos hacer que nuestros recursos económicos arreglen los máximos posibles. Su última reunión en 2004 dio lugar a una lista de problemas a resolver y un orden de prioridad. En ella, "gana" la lucha contra el SIDA y los que salen peor parados son los relacionados con el cambio climático porque, según Lomborg, "cuestan más que el bien que son capaces de generar". Especialmente crítico se muestra con el Protocolo de Kyoto, del cual afirma que "costaría US$152 millones al año por el resto del siglo, pero sólo lograría posponer el calentamiento global por seis años en el 2100".
Después de leer el libro, me quedan cantidad de fragmentos que me gustaría compartir, puesto que son muy interesantes. Así que, en la medida de lo que me permita mi tiempo libre (más escaso aún que los recursos económicos mundiales), intentaré soltar de vez en cuando alguna pincelada y contrastarla con opiniones de gente con otro punto de vista. Y es que, aunque reconozco un gran valor al trabajo, no estoy convencido de que todo sea exactamente como él propugna. Claro que, si os atrevéis, no hay nada mejor como leer directamente de la fuente y ser un@ mism@ el que contraste las opiniones...
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