Una bonita historia

La he encontrado en "el café de Ocata", de Gregorio Luri, y me pareció tan sabia que no me puedo resistir a compartirla:

Cuenta Herodoto que cuando el gran rey Creso de Lidia recibió al ateniense Solón como huésped, lo primero que hizo fue enseñarle sus inmensos tesoros, que superaban todo lo imaginable. Después le preguntó si a lo largo de sus viajes había tenido la ocasión de encontrarse con un hombre más feliz que él.

“Sí –contestó Solón sin dudarlo- Telo de Atenas, que vivió en una ciudad afortunada, tuvo hijos sobresalientes, y vio crecer a todos sus nietos antes de morir”.

Creso se admiró del poco valor que Solón concedía a sus riquezas.

“El hombre, Creso –continuó Solón- está sujeto al azar. No hay dos días en su vida que sean completamente iguales. Así que para saber si un hombre es feliz tenemos que considerar toda su vida, en conjunto. Antes de la muerte, nadie merece el título de feliz.”

Creso no comprendió el sentido de estas palabras hasta mucho después, cuando derrotado por el rey de Persia fue condenado a morir en una hoguera. Y al comprenderlas, en lo alto de la pira, rompió a llorar.

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3 aportaciones:

Anónimo dijo...

y que razón tiene...

Gregorio Luri dijo...

Esta usted invitado al Café de Ocata de manera vitalicia. La casa invita.

Jordi dijo...

¡Menudo honor tenerle por aquí, profesor Luri!

Muy agradecido por la invitación. No se preocupe, siempre que paso cerca, lo hago en silencio para no interrumpir las interesantes conversaciones que por allí tienen lugar.