Lo que se encuentra uno paseando por NYC: nitrógeno líquido

Como algun@s ya sabréis de sobras, el nitrógeno es el gas más abundante de la atmósfera que respiramos, con un 78% de abundancia. Por supuesto, es inocuo para nosotros a menos que desplace todo el oxígeno que sí que necesitamos para vivir. Pero el nitrógeno tiene muchos usos hoy en día. Los más espectaculares vienen al licuarlo. ¿A qué temperatura? Nada, a unos módicos -196ºC. Facilito. Lo bueno es que se puede mantener en este estado en los recipientes adecuados y, así, usarlo para producir efectos tan geniales como el de la levitación de materia gracias al uso de superconductores:

[Para los que domináis el inglés, deciros que la explicación científica que dan sobre la superconductividad está muy bien, aunque es un poco técnica]

Usos algo más cercanos a la cotidianedad nos vienen de la mano de la cocina y las nuevas tendencias, ya que los hay que se dedican a usar su poder criogénico (es decir, que, al contacto, rebaja la temperatura de manera drástica de forma muy rápida) para hacer helado, o hasta para cocinar comida. Y no, no hablo de cocineros aficionados, precisamente.

Pero aún hay más. Si alguna vez paseáis por NYC os podéis encontrar con una imagen como ésta (que l@s más avispad@s ya habréis visto de fondo en alguna ocasión anterior) de la 5ª Avenida con la calle 40 (sí, al ladito de la Biblioteca Municipal):

¿No véis a qué me refiero? Nada, aquí lo tenéis más de cerca:

Sí, señor, tanques de nitrógeno líquido. Y no pertenecen a ningún restaurante que se dedica a la cocina de última moda, sino, al parecer, a otro de los posibles usos del nitrógeno líquido: su uso para enfriar cables eléctricos que se pueden sobrecalentar o para presurizar mayores cantidades de nitrógeno gas por unidad de volumen y poder usarlo para evitar desplazar el oxígeno y el agua, y evitar la corrosión o el cortocircuito de estos mismos cables.

Lo que no se encuentre uno en NYC...