Otras realidades

Muy de lejos tan agradables como la nuestra, por mucho que estemos en proceso de "fuerte ralentización" o "frenazo", pero no "crisis":

El siguiente paciente es un pequeño de un año que encontramos en brazos de su madre. Lo ingresaron hace cuatro días y parece que no responde al tratamiento. Pesa cuatro kilos. Veo como María abre la manta para auscultar al pequeño y me sorprendo de su extrema delgadez. Me comenta María que es muy difícil diagnosticar a estos pequeños, pues su cuerpo es ya tan débil que no tiene fuerza ni para mostrar los síntomas de la enfermedad que sufren. Me estremezco al pensar en que mi hija Marta pesaba casi cuatro kilos al nacer, prácticamente lo mismo que este pequeño, un año después.

[...]

María continúa con la ronda y yo me quedo un poco más observando al bebé en brazos de su madre. Me acerco, lo acaricio, le sonrío pero no reacciona.

[...]

Finalizamos la ronda y volvemos a casa. De camino de vuelta María me explica que el pequeño está muy mal, que ve difícil que pueda superar esta noche. La noticia me devuelve, como una bofetada, a la realidad. "¿Se va a morir?". Me quedo sin habla. "No creo que supere la noche". Supongo que la diferencia es que ya no se trata de una estadística, de una fotografía o de una imagen en televisión. Se trata del pequeño que estaba acariciando hace apenas unos minutos.

[...]

A la mañana siguiente, María me confirma que el pequeño no ha superado la noche, falleció a las 4 de la madrugada. Parece imposible. En pleno siglo XXI, el pequeño karamojong, como miles de niños cada día, murió. Murió de hambre.


La historia completa, "Diarios de Karamoja (2): morir de hambre", en Uganda, en primera persona.

1 aportaciones:

Anónimo dijo...

sin noticias de american brother


(pd: regalo entregado ;) )