Así me sentí el domingo cuando el destino me llevó al Centro Ourensano de Newark a comer a mediodía. Cómo no, lo que cayó fue una buena ración de pulpo a la gallega, con sus cachelos, y una pedazo de Estrella Galicia (imagináos mi cara cuando descubrí que se puede encontrar aquí una cerveza que en España sólo los bares gallegos sirven).
Pero es que, además, me encontré con una atmósfera totalmente hispano-gallega. Era el típico local social que se puede encontrar en España, con una barra de bar, una pequeña cocina, y mesas, muchas mesas. Había un par de grupos jugando a cartas, otros tapeando en la barra y, como no podía faltar, había tres televisiones sintonizadas con el partido de fútbol del Depor, con su correspondiente grupo de aficionados gritando a los jugadores (¡como si oyeran a casi 6000 km de distancia!). Por supuesto, las únicas lenguas que se oían eran gallego y castellano.
Fue muy agradable sentirse por un par de horas como si un teletransportador del rollo Star Trek me hubiera llevado de vuelta a la tierra de mi padre y ver cómo el vivir durante muchos años en un país no tiene porqué implicar renunciar a las costumbres de tu cultura, ni tiene porqué ser perjudicial no hacerlo. ¡Con lo aburrido que sería el mundo si todos fuéramos iguales!
Pero es que, además, me encontré con una atmósfera totalmente hispano-gallega. Era el típico local social que se puede encontrar en España, con una barra de bar, una pequeña cocina, y mesas, muchas mesas. Había un par de grupos jugando a cartas, otros tapeando en la barra y, como no podía faltar, había tres televisiones sintonizadas con el partido de fútbol del Depor, con su correspondiente grupo de aficionados gritando a los jugadores (¡como si oyeran a casi 6000 km de distancia!). Por supuesto, las únicas lenguas que se oían eran gallego y castellano.
Fue muy agradable sentirse por un par de horas como si un teletransportador del rollo Star Trek me hubiera llevado de vuelta a la tierra de mi padre y ver cómo el vivir durante muchos años en un país no tiene porqué implicar renunciar a las costumbres de tu cultura, ni tiene porqué ser perjudicial no hacerlo. ¡Con lo aburrido que sería el mundo si todos fuéramos iguales!
1 aportaciones:
Parece mentira, jordi, si tu ya tenías una conexión galaica.
Estabas en el turno del campus en el que Cotelo llevó el pulpo y los cachelos?
Saludos. suso
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