El señor de las... ¿cigarras?


Regreso al ciberespacio después de unos cuantos días de silencio. Y es que las obligaciones aprietan y la semana pasada me llevaron durante un par de días a Illinois, a visitar a unos cuantos colaboradores del Argonne National Lab, instalación federal a unos 45 km de Chicago. Entre los 2 días de antes preparando cosas y que luego se me echó encima el viernes, pues no pudo ser...

Eso sí, el viaje, además de dar para discutir sobre química y materiales, dio también para una buena lección de biología, ya que resulta que, estos días, por Illinois andan invadidos por... ¡las cigarras! Sí, sí, esos insectos que se hicieron famosos, al menos para algun@s de mi generación, por ser co-protagonistas, con una hormiga, de una fábula-oda al trabajo continuo que tiene versiones más ¿realistas?

La cigarra es un insecto un tanto peculiar, ya que, en contra de lo que sugiere susodicha fábula, se pasa gran parte de su vida en forma de ninfa, bajo tierra, viviendo de los alimentos que extraen de las raíces de los árboles. Una vez llegado al periodo de apareamiento, las cigarras entran en metamorfosis, se convierten en adultas y salen a la luz del Sol... aunque sólo por unas 4 semanas. Durante ellas, las que sobreviven al ataque de los depredadores (ardillas, pájaros...) hacen pequeños cortes en los árboles e incuban varios centenares de huevos. Después, los adultos mueren y las ninfas que salen de ellos caen de los árboles para volver bajo tierra. Las cigarras que andan de paseo por Illinois se pasan nada más y nada menos que 17 años en etapa ninfa. Y sí, salen todas el mismo año, a lo bruto. Eso sí, escalonadas en varios días, de forma que los depredadores se sacian con las primeras oleadas y muchas de ellas pueden sobrevivir y reproducirse.

El problemilla que tiene este fenómeno, aparte de que no es que sean un animal especialmente bello (como podéis ver en la foto) y que están por todas partes, con una ligera tendencia al suicidio contra el parabrisas de un coche, es que el apareamiento implica la emisión, por parte del macho, de un sonido bastante intenso y continuo. Os podéis imaginar el jaleo que montan los miles de cigarras que salen a la vez. Pero, aparte de eso, parecen ser bastante inofensivas, ya que no afectan ni a cultivos ni a humanos, puesto que no pican. Eso sí, durante un mes, los habitantes de Illinois se deben sentir en medio de la selva. Aunque, como buenos humanos, se lo toman con humor.

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