I think the American people would like to hear you say ... One is: there was probably more than mistakes; there was wrongdoing, whether it was a crime or not [...] Second: [...] I did abuse the power I had as president [...] And third: I put the American people through two years of needless agony and I apologise for that [...] And I know how difficult it is for anyone, and most of all you, but I think that people need to hear it and I think unless you say it you are going to be haunted by it for the rest of your life.
David Frost, en su entrevista al presidente Richard Nixon, Mayo 1977
[Creo que los americanos querrían oírle decir... Una es: probablemente hubo algo más que errores; hubo maldad, sin importar si era o no un crimen [...] Segundo: [...] Abusé el poder que tenia como presidente [...] Y tercero: arrastré a los americanos a dos años de agonía innecesaria y me disculpo por ello [...] Y se que es difícil para cualquiera, y para usted más que para nadie, pero creo que la gente necesita oírle decirlo y creo que a menos que lo diga va usted a ser perseguido durante todo lo que le queda de vida.]
Dos años desde que el escándalo mayúsculo se descubrió hasta la dimisión y tres hasta la tácita admisión de que hubo mentiras. 30 años después, la política sigue siendo, en gran parte, el arte de vestir la realidad con las prendas que más convienen al beneficio de la causa por la que se simpatiza.
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