Deporte competitivo contra formación educativa

Sin duda, el mes de marzo es el de los aficionados al baloncesto universitario, la NCAA, con los playoff a partido único entre 64 equipos y que acaban en la Final a Cuatro de abril. Es la llamada "March Madness" o "Locura de Marzo". Mientras me entretengo siguiendo en directo la que considero es la competición deportiva más entretenida que uno puede disfrutar en EE.UU. desde mi portátil, me encuentro con que no todo son las luces de focos y el baloncesto de alta calidad. Existen sombras también en la NCAA y hoy se ha desempolvado una polémica eterna:

Education Secretary Arne Duncan took another swing at the National Collegiate Athletic Association [...], reiterating a call he made in January to ban from postseason play teams that fail to graduate at least 40 percent of their players.

If Duncan’s proposal were to be carried out, 12 teams in the N.C.A.A. men’s tournament would be barred from competing, including Kentucky, a No. 1 seed, which has a graduation rate of 31 percent, according to a study released earlier this week by the Institute for Diversity and Ethics in Sport at the University of Central Florida. Six institutions [...] achieved a 100 percent graduation rate.
[El Secretario de Educación Arne Duncan atacó a la NCAA, reiterando una petición que hizo en enero por la cual los equipos que no consigan licenciar al menos un 40% de sus jugadores tendrían prohibido acceder a las eliminatorias de final de temporada.

Si la propuesta de Duncan se hubiera llevado a cabo, 12 equipos clasificados en el torneo masculino no habrían podido competir, incluyendo a Kentucky, uno de los cabezas de serie, que tiene un porcentaje de licenciatura del 31%, según un estudio publicado por el Instituto para la Diversidad y la Ética en el Deporte en la Universidad de Florida Central. Seis instituciones alcanzaron un 100% de licenciados.]

Es conocido en cualquier país con deportes de alta competición en los que participan estudiantes (como es el caso de las categorías inferiores en España, por ejemplo) que formación deportiva para competir y conseguir llegar a las ligas profesionales, y formación académica para el futuro laboral no son particularmente fáciles de compatibilizar. El dinero y el éxito asociado a lo primero, unido a entornos inadecuados y excesivas expectativas ciegan fácilmente al más pintado (y sus padres). La situación puede desembocar en una persona que no acaba sus estudios, pero tampoco consigue hacerse profesional del deporte porque no ha probado ser lo suficientemente bueno, lo cual es una pequeña gran catástrofe. De momento, no parece que la propuesta de Duncan vaya a ninguna parte, pero el debate surge periódicamente. Ni que decir tiene que la NCAA mueve muchísimo dinero, con la Locura de Marzo siendo retransmitida a nivel nacional en horario de máxima audiencia y con costes televisivos importantes, y que el incentivo hacia castigar a los equipos que dan lustre es menor de lo deseable. Entre otras cosas.

0 aportaciones: