Energía solar, ¿una alternativa real?

Una de los temas interesantes que aborda Bjorn Lomborg en "El Ecologista Escéptico" es sobre el futuro energético de nuestra sociedad, es decir, si vamos a ahogar nuestros recursos, especialmente de petróleo, por culpa de nuestro incesantemente creciente consumo de energía, si el "oro negro" se nos va a acabar delante de las narices y nos va a pillar el toro, y si hay un camino hacia una transición suave hacia otras tecnologías.

Entre otros apartados, dedica uno a la energía solar, de la que ya he hablado alguna vez. Gracias a ello, llego a un par de informes (I y II) del Departamento de Energía de los Estados Unidos en el que se muestra que las prestaciones de las celdas solares fotovoltaicas (pasaros por esta entrada para refrescaros la memoria de los tipos existentes), es decir, sus eficiencias de conversión de la radiación solar en energía aprovechable, se multiplicaron hasta por 3 entre 1978 y 1990, y que ya en el año 2000 se han podido alcanzar, a nivel de laboratorio, eficiencias no muy lejanas ya del máximo teórico. Como consecuencia, una de las conclusiones es que se prevé que para el año 2030 ya se puedan producir celdas con dichas eficiencias a nivel de usuario.

Claro que uno de los obstáculos principales que la aplicación práctica de estos dispositivos es el elevado coste derivado de la necesidad de usar, hoy por hoy, un material caro como el silicio cristalino. Esto, entre otras cosas, como que la eficiencia no sea todo lo buena que sería deseable, dispara el precio que cuesta la energía producida y la hace menos rentable, como explicaron hace no mucho de forma muy clara, cómo no, en Curioso Pero Inútil.

¿Está perdida la esperanza? No precisamente, pues como presenta el propio Lomborg basándose en los citados informes, dicho precio se ha reducido notablemente en los últimos años, como se muestra para las celdas solares térmicas en la página 13 (figura 2) del informe I y para las fotovoltaicas en la tabla de la página 130 del informe II. En este último caso, se predice que este precio aún decrecerá más en los próximos años, de forma que se espera que llegue a niveles más que razonables en 30-50 años. Así, si el precio del petróleo sigue manteniendo tendencias alcistas, como ha sido el caso en los últimos tiempos, puede llegar el momento en el que el precio de la energía producida a partir del Sol salga tan o más rentable que el combustible fósil, especialmente si se tienen en cuenta los beneficios sociales (contaminación, efectos en la salud humana...).

Añade Lomborg que la energía asociada a la radiación solar que llega a la Tierra se estima 7000 veces mayor que nuestro consumo actual, por lo que parece claro que aprovechar esta energía puede ser más que interesante. Y ahora el mensaje corporativista. Pero, ¿qué nos llevará a cumplir estas previsiones de rentabilidad y, poco a poco, usar energía solar en ciertas aplicaciones (al final, lo mejor, es combinar diferentes fuentes para no depender, en la medida de lo posible, de ninguna en particular)? Está claro que mejoras tecnológicas que se deben llevar a cabo a nivel de Investigación+Desarrollo. ¿Problema? El New York Times lo exponía hace unas semanas: dada la financiación de proyectos de investigación en energía solar en países como EE.UU., esto puede llevar al garete nuestras expectativas. Y es que si miráis el gráfico titulado "Energy Research" del artículo que os enlazo, veréis que los países miembros de la Organización Internacional de la Energía (entre los que están los más ricos del planeta) dedican mucho menos presupuesto a estos proyectos que a otros, por ejemplo, en energía nuclear.

El tema es especialmente sangrante en el caso de España. Tal como está montado el sistema actual, el país es dependiente, entre otros, de la energía nuclear de Francia, el gas de Rusia o Argelia, y el petróleo de América del Sur o de Oriente Medio. Y con la de Sol que cae al cabo del año, ¿no sería lo suyo dedicar algo de esfuerzos e inversión a ser los que mejoren el sistema de producción de energía a partir de radiación solar para, de esta forma, volvernos más independientes y, de paso, poder vender esa tecnología y sacar unos dinerillos? Por suerte, alumnos aventajados pueden hacernos sentir orgullosos... ¡aunque ya podría estar instalada la planta en España!